Tienen el negocio abierto, más o menos bien decorado, con mejor o peor gracia, pero lo tienen, y en vez de hacerlo todo en plan limpio, bueno y barato, lo hacen a la mala cara, no demasiado aseado, de regular calidad y caro. ¡Y les extraña que tengan que cerrar!
Supongamos que uno tiene el Restaurante en un lugar de la montaña, cerca de una carretera, aunque debe llegarse allí por un camino, a un kilómetro de la citada carretera, en pleno campo, y lo tiene todo limpio y acogedor, y recibe a los clientes con gracia y simpatía, y encima da de comer sano, con gusto y además a un precio económico, muy económico, conformándose con ganar poco por cada cliente. Supongamos que otro tiene el Restaurante en una calle privilegiada de una ciudad privilegiada, y que es un local vistoso, pero recibe a la mala cara, sin gracia, y da de comer, más o menos bien, pero caro.
Muy probablemente al del campo le irá muy bien, y al de la ciudad, más pronto que tarde, mal. El boca a boca es fundamental; la buena gente, los de la escala media, los que "van tirando", los que suelen salir cuando pueden pero van saliendo en busca de un buen lugar para comer, bueno, bonito y barato, si lo hay lo hallan allá donde esté, y luego repiten, y lo comentan, y lo recomiendan...¡Tan sencillo y no hay manera!.
Se trata de ganar poco con muchos, y no mucho con pocos, pues así, pronto, ya van pocos hasta que se tiene que cerrar. ¡Detalles, amabilidad, limpieza, buena comida, precios módicos, sencillos, discretos, ¡barato!, y llenazo todos los días. ¡Pruébalo! Si puedes da de comer con 12 euros, no pidas 18 ni 20. Y sonríe, sé simpático, sé amable, hombre, que la gente quiere eso. Sentirse bien acogido, bien tratado, y no garrotazos y malas caras.
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